jueves, 8 de enero de 2009

Los nombres de Dios

De los treinta y tres nombres de Dios has elegido los que evocan los sentidos. La main/qui entre en/ contact/ avec les choses. La que acaricia un cuerpo o siente la textura de las páginas de un libro, la que nos trae el mundo, la que se ofrece al niño y lo guía. La peau-/ toute la surface/du corps. Sí, la que lo envuelve y le da forma, la que siente la presencia del otro y la confirma. La regard/ et ce qu’il regarde. Son los nombres que lo acercan y lo hacen como tú. Te resultan tan ajenos como a mí todos los demás, los que capturan la hermosura del cisne, la llamada acogedora del fuego del hogar, la quietud de la garza, la voz que enseña un canto.

No necesitas repetir en una interminable letanía los noventa y nueve más bellos mientras buscas el centésimo, tan oculto al asceta como el júbilo del amor.

Porque tú eres capaz de mostrarme los verdaderos nombres de Dios, los que no precisan cábalas ni rosarios, ni sesudos concilios, ni listas de atributos: los que son tan humanos que los reconozco cada vez que me vuelvo a ti.

No hay comentarios: