domingo, 11 de mayo de 2008

The Devil's Dictionary


El próximo día 16 está prevista la publicación de la obra de Irene Lozano El saqueo de la imaginación en la que, al parecer, pasa revista a la perversión del lenguaje derivada, entre otras cosas, de la corrección política. El número de mayo de Claves de razón práctica avanza el contenido de un par de capítulos. Para ilustrar el deslizamiento de significado que experimentan las palabras, la autora se para en el vocablo "pulcro", que ha dejado de significar para el hablante conemporáneo "hermoso, de buen parecer", para denotar "muy esmerado". Enseguida he pensado en "patético", adjetivo con el que ya nadie se refiere a lo "que causa tristeza, dolor o compasión", tantas veces predicado de piezas musicales, y que hoy se aplica con sentido peyorativo casi exclusivamenrte a personas con una significación similar a "ridículo".

Lozano centra este pequeño análisis de la evolución de ciertas palabras en el caso de "conservador" y antes de meterse en harina recupera la genial definición del no menos genial Ambrose Bierce quien en su Diccionario del diablo despacha la entrada con esta perla: "Hombre de estado enamorado de los males existentes, a diferencia del liberal, que desea sustituirlos por otros".

Ambrose Bierce (Meigs County, Ohio, 1842) fue un periodista norteamericano, digno hijo de su época. Se fue de casa a los 15 años para establecerse en Indiana donde hizo un poco de todo (albañil, camarero, linotipista, sereno, ...) En 1860 se enroló en el ejército, donde llegó a teniente tras ser herido en una sien en Kenesaw Mountain. Terminada la guerra, sirvió durante un breve periodo como ayudante del general Hazen en los trabajos topográficos que su equipo tenía encomendados. Muy pronto se fue a San Francisco donde trabajó como periodista y editor en varios periódicos. Se casó y se fue a Londres donde tambien malvivió escribiendo. Volvió a San Francisco, donde llegó a ser director adjunto de el Argonauta, un semanario local. Probó suerte en el negocio minero en Dakota para arruinarse. Apaciguada la fiebre del oro, empieza a trabajar para el semanario Wasp donde ofrece sus mejores colaboraciones como poeta, crítico literario y columnista. Se traslada a Washington donde trabaja para el magnate Hearst. Entretanto, su vida personal es una tragedia: un hijo muere en un duelo, una hija de tuberculosis y sus problemas con el alcohol terminan con su matrimonio.

A finales de 1913 sale de Washington para recorrer los lugares donde había luchado durante la Guerra Civil. Se sabe que en diciembre cruza al México revolucionario por El Paso. Se enrola en el ejército de Pancho Villa en Ciudad Juárez. Lo último que se sabe de él es que llegó a Chihuahua, desde donde escribió una carta a un amigo. Después de eso, su pista desaparece para siempre.

Bierce nos dejó unas obras completas en doce volúmenes, entre las que se encuentra su Diccionario del diablo. Éste es ya en Estados Unidos un clásico. En él, podemos encontrar regalos como éste: Complacer, v. tr. Sentar las bases de una superestructura de la imposición. O éste: Retruécano, s. Forma de ingenio a la que se rebajan los sabios y aspiran los necios.

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